El Estetoscopio y la Cruz 2

Este es el segundo artículo de la serie el Estetoscopio y la Cruz, si quieres leer la introducción y el primer artículo sólo haz click sobre el link.

Aun no se acaba el papel del electrocardiógrafo y el Lactato Ringer sigue goteando, he aquí la segunda parte del Estetoscopio y la Cruz, tenemos pautadas participaciones muy prometedoras, entre la que se destaca la del Dr. Daniel Dañeiluk del famoso blog "El ojo Protestante".

El ministerio juvenil HOME otra vez al bate, en esta oportunidad se trata del mega siervo Dr. Raydis Patricio Castro, que además de su liderazgo en este ministerio funge como médico interno en el área de maternidad del hospital Luis Manuel Morrillo King de La Vega, República Dominicana.

¿Cómo aplicas el cristianismo en la práctica médica?

Bueno, es todo un dilema, ya que para la ciencia el cristianismo no tiene cabida.

Mientras que para el cristiano lo desconocido es un milagro, para la medicina es un asunto idiopático.

El papel más importante que juega el médico cristiano es el de dar testimonio ante sus compañeros de trabajo, es ahí, en los colegas, sean superiores, iguales o sub alternos, donde se puede marcar la diferencia.

Sin embargo con el paciente hay que mantener siempre una distancia profesional, no se debe llegar hasta el punto de familiarizar con ellos, ya que en cierta forma se pierde la autoridad y el respeto en la relación médico paciente. A pesar de esto les comparto de Cristo a algunos pacientes.

Nellylandia opina: En esta ocasión el Dr. Castro nos da un enfoque nuevo, el testimonio frente a los colegas, recuerdo una ocasión el área de maternidad, en la sala de expulsivos, sostenía la mano de una mujer parturienta, uno de mis superiores me prohibió que me dejara tocar por los pacientes. La compasión y la misericordia escasea en la misma proporción que el dinero y los recursos lo hacen en los hospitales públicos.

Sin embargo el médico cristiano esta llamado a inundar de ternura, compasión, amor y la tan buscada misericordia. Esto deja noqueados a los colegas, pues no pueden entender de donde proviene tal amor. Y cuando lo descubren quedan flechados, en el mejor de los casos, sino por lo menos deben reconocer que Dios hace la diferencia en nosotros.